En el corazón del Pla de Mallorca, este proyecto ejemplifica cómo armonizar tradición y diseños modernistas. Localizada en lo alto de una colina, ofrece vistas infinitas hasta donde el horizonte se funde con el cielo buscando el sur o la Sierra de la Tramontana si la brújula indica el norte. La volumetría, como es habitual en nuestros proyectos, conecta elementos aparentemente desconexos minimizando el peso relativo de la fachada en proporción con el conjunto, y permitiendo que el edificio se mimetice con las líneas orgánicas del entorno. Gracias a su orientación sur, el sol recorre todo el conjunto desde el amanecer hasta el ocaso. La larga piscina infinita, a modo de espejo, refleja el paisaje y sus colores mientras ofrece una potente experiencia de ingravidez desde el interior de la vivienda.
Proyecto diseñado integralmente en planta baja cuenta con una altura interior descomunal donde las vigas estructurales se han dejado vistas. Las cubiertas inclinadas se combinan con cubiertas planas aportando modernidad a un diseño conceptualmente tradicional.
En el interior se crean espacios amplios y diáfanos donde la luz lo impregna todo gracias a impresionantes ventanales de más de 3 metros de altura.
Al oeste del pintoresco pueblo de Sineu encontramos este camino flanqueado por muros de piedra, almendros y algarrobos que recorre de forma ascendente una loma hasta llegar a su punto más alto donde encontramos esta espectacular villa. Bienvenidos a Son Vallfogó Petit.
Tras salir del camino y entrar en la propiedad ascendemos un sendero cuidadosamente adornado por romeros y árboles frutales. Un muro de piedra nos recibe y nos permite la entrada a través de una escalera formada por traviesas de madera de una vieja vía de tren. Accedemos a la entrada de la casa, donde las plantas tropicales bailan con el viento ante la atenta mirada de un majestuoso olivo centenario. Estamos en la fachada norte de la vivienda y de momento nada nos hace intuir lo que estamos a punto de descubrir. Avanzamos a través de la interminable puerta de madera y sin darnos cuenta divisamos tras los infinitos ventanales del salón una vista inagotable que nos invita a creer que estamos flotando sobre el horizonte. Estando dentro de la vivienda nuestro corazón se ha elevado sobre el porche, sobre la piscina y busca la inmensidad del inagotable paisaje. Nos encontramos sin duda ante una de las escenas más espectaculares de todo del centro de la isla. Los bosques y campos de cultivo se alinean hasta donde la vista nos es capaz de avanzar y solo el cielo parece acariciar las lejanas cumbres mallorquinas de la zona de Artá.
En el grandioso salón con techos descomunales de más de 5 metros de altura la luz y el paisaje dibujan cada día una nueva experiencia. La cocina de madera da paso a un acogedor comedor adornado con preciosas lámparas de vidrio soplado hacia un lado, mientras que se integra hacia el exterior con la terraza y un espléndido porche invisiblemente separado por un enorme vidrio que se empotra en el muro de piedra.
Dejamos atrás el salón con su preciosa chimenea de piedra y avanzamos hacia las habitaciones, cálidas y acogedoras gracias a los tonos tostados de las paredes, engamados con el potente marrón del imponente pavimento de madera. En el resto de la vivienda, los suelos son de piedra natural, con la excepción de la entrada, donde se hace un guiño al pasado rural del entorno, con un pavimento de canto rodado, un sello distintivo de los proyectos Carbonell.
La habitación master de proporciones descomunales permite a sus h
Este proyecto es muy exclusivo gracias a su posición privilegiada dominando sobre todos los horizontes del Plá.